Desde el año 2005 se ha acuñado el término Blue Monday o Lunes Azul para referirse al “día más triste del año”, sin embargo pese a lo establecido por el investigador y psicólogo Cliff Arnal, la comunidad internacional de expertos en salud mental, invalidan la hipótesis de que exista un día establecido en el que todas las personas entren en una misma sintonía depresiva; por supuesto que, para afirmar algo tan severo como lo que establece Cliff se tendrían que haber tomado en cuenta múltiples variables como: contexto sociocultural, personalidad, género, religión, estatus socio-económico, clima, salud física y mental, entre otras variables más. Por esta razón esta conclusión de un lunes deprimente sería irresponsable y negligente.
Sin embargo, no podemos negar la realidad de la existencia, prevalencia y complicación de los trastornos del estado de ánimo, que precisamente en la temporada invernal se incrementan y complican por causa de las variables sociales, en las cuales nos vemos inmersos mediáticamente, como el consumo de bienes y servicios, las reuniones familiares, la alimentación y el pago de deudas atrasadas. Pero no solo esto, ya que este año debemos añadirle la cereza del pastel, sumarle el impacto traumático de la pandemia por COVID-19, que todas las personas directa o indirectamente recibimos, incrementando los niveles de estrés, ansiedad y melancolía.
Socialmente se ha popularizado en demasía llamarle a cualquier tipo de malestar emocional o trastornos del estado de ánimo “Depresión”, sin embargo existen una amplia gama de trastornos del estado de ánimo, dentro de los cuales los más frecuentes son los siguientes: Trastorno depresivo mayor, Trastorno bipolar, Depresión relacionada con una enfermedad física, Trastorno afectivo estacional, Trastorno ciclotímico, Depresión inducida por el consumo de drogas o medicamentos, Trastorno disfórico premenstrual, Distimia o trastorno depresivo persistente, Trastorno de desregulación disruptiva del estado de ánimo, entre otros.
Es menester que en este mes de enero nos preocupemos por atender cualquier tipo de cambio psicológico, de carácter emocional, neuropsicológico, espiritual o todos en uno como lo son el duelo por pérdida a causa de la pandemia del SARS-COV-2, no solo en este popularizado y mediático “Blue Monday”, sino en cualquier fecha del año, principalmente en la temporada invernal, en la cual hay una mayor incidencia del Trastorno Afectivo Estacional, ya que esto puede impedir que las personas puedan establecer sus metas, a corto, mediano y largo plazo, perder el rumbo de su vida y tener un déficit en su sentido de vida y la autorrealización.
Algo bueno que logró la compañía de viajes Sky Travel (quienes utilizaron la investigación de Cliff Arnal con fines mercadológicos) es precisamente la visibilización de la depresión como una de las patologías psicológicas y/o psiquiátricas que más afectan a la sociedad. Y es que algunos de los principales síntomas de estos trastornos son los siguientes: tristeza prolongada, incapacidad para concentrarse, indecisión, ataques de llanto inexplicables, sentimientos de culpa, falta de valor, cambios significativos en el apetito y los patrones del sueño, irritabilidad, furia, preocupación, agitación, ansiedad, pesimismo, indiferencia, pérdida de energía, apatía persistente, incapacidad para disfrutar de intereses anteriores, aislamiento social, dolores inexplicables y continuos pensamientos de muerte o suicidio.
Por todo lo anterior es importante seguir las siguientes recomendaciones en caso de presentar síntomas de algún trastorno del estado de ánimo:
- Detener los pensamientos incapacitantes, evitando frases como: no puedo, siempre me va mal, estoy harto (a), soy una tonta (o), tengo muy mala suerte, etc.
- Establecer metas a corto plazo y auto-premiarse cuando se logre materializar alguna de ellas.
- Cuidar la alimentación y consumir alimentos que contengan triptófano (aminoácido esencial de la nutrición), como medio para producir serotonina, la cual es la hormona de la felicidad.
- Realizar actividades al aire libre como caminar, hacer ejercicio aeróbico, realizar ejercicios de respiración como la práctica del Mindfullness (Conciencia Plena).
- Rodearnos de personas positivas tanto presencialmente como virtualmente, a fin de evitar personas tóxicas que nos desmoralicen con sus comentarios dañinos.
- No caer en las garras de la infodemia (bombardeo mediático que altera el sistema nervioso a través de información alarmista o amarillista), cuidar mucho el tipo de información que nuestro cerebro procesa y que en consecuencia afecta nuestro mecanismo de autorregulación.
- Y en el caso de personas que llevan un ritmo de vida acelerado, es importante practicar las famosas “pausas activas”, en donde se puedan hacer ejercicios de respiración o estiramientos para oxigenar el cerebro y liberar la tensión muscular.
- Por último, es de suma importancia que en caso de presentar síntomas de un trastorno del estado de ánimo o haber vivido el duelo por la pérdida de algún ser amado por la pandemia, consulte a su experto en salud mental (Psicólogo, Psicoterapeuta, Psicoanalista, Psiquiatra o Tanatólogo) y no se auto diagnostique tomando como referencia a Google.
La salud mental y los trastornos del estado de ánimo, no son un juego, podemos actuar a tiempo y evitar los pensamientos o conductas suicidas. Si conocemos a alguien que este atravesando por un mal momento y pueda requerir ayuda, dale la confianza para que se desahogue sin ser juzgado, no le des opiniones personales sobre su situación y si es posible sugiérele la atención psicológica y acompáñale en su proceso, prevenir es tarea de todos.