Cuando una escena se trabaja bajo rigurosos sistemas metodológicos estandarizados, tendrá un mayor porcentaje de éxito en las investigaciones del orden criminal. Al desarrollar el cúmulo de conocimientos científicos, se logrará reunir el mayor número de indicios que, de acuerdo a la calidad de los mismos, coadyuvará como evidencia para el total esclarecimiento de un hecho delictivo. Es por esto que resulta indispensable que los expertos en Criminalística tomen el control en cada una de las escenas del crimen, ya que con sus vastos conocimientos de las principales ramas de las Ciencias Forenses y observando las medidas que requiere de manera individual cada tipo de indicio, con la finalidad de que se detone su potencial, representando una de las prioridades y en sí la piedra angular en el Nuevo Sistema de Justicia Penal que entrará en vigor el próximo año.
Uno de los primeros pasos para contar con buenos resultados en el lugar de los hechos, es el de la preservación y protección, lo cual presenta un marcado rezago en nuestra sociedad. Esto hasta cierto punto es avalado desde las instituciones que velan por la seguridad pública, mismas que se encuentran plagadas de lagunas metodológicas en las que prevalecen marcados vicios, los cuales se sobreponen a las pautas en materia de los estándares criminalísticos.
Los expertos forenses, en la mayoría de los casos, tienen que lidiar con curiosos periodistas y, reciente- mente y cada vez más común, con un sinnúmero de elementos de Agencias del Ministerio Público, Policías de todo orden (Ministeriales, Estatales, Militares, Federal Preventiva o AFI), así como elementos de la SEDENA y SEMAR. Todos estos portan desde uno hasta tres dispositivos fotográficos o de video en cada escena del crimen, formando un verdadero caos, pues todos necesitan tener la mejor imagen, similar a la pericial, lo que dificulta y hace más lentos dichos procedimientos. Esto se debe a que todos necesitan de tal material para documentar sus funciones y rendir cuentas ante sus superiores. Estamos de acuerdo que no se goza de un monopolio de la escena del crimen, pero ¿por qué no delimitar las funciones o destinar un sólo elemento de cada corporación para realizar de una forma ordenada? De esta forma se respetará, en primer término, al personal pericial, no pasando por alto los procedimientos criminalísticos que son tan necesarios y de gran relevancia para generar mejores resultados. Esto se encuentra fundamentado en literatura del ámbito forense, en manuales internacionales y en los generados desde la Oficina de las Naciones Unidas para la Droga y el Delito por sus siglas en inglés UNODC.
(Fragmento del artículo que se publica en NOVUS FUNERARIO Nº9, ya en circulación)