El historiador Mircea Eliade, especialista en religiones, señala que la costumbre de espolvorear con ocre rojo los cadáveres está relacionada a rituales de sangre, que a su vez, es un símbolo universal de vida. Según este investigador, existen evidencias de esta práctica en todos los continentes del mundo, desde tiempos tan remotos como hace 200 mil años, es decir 2 mil siglos. Otra parte de esta evidencia es el descubrimiento de cráneos, mandíbulas inferiores y otros huesos humanos en un estado de conservación y arreglo que sugieren una intención mágico-religiosa. Por lo tanto, los rituales funerarios son mucho más antiguos que el inicio de la escritura y de la historia humana.
Lo anterior significa que la muerte y el cuidado de sus difuntos mediante el sepelio, ha sido siempre como ahora, una preocupación y motivación central para la humanidad.
(Fragmento del artículo que se publica en NOVUS FUNERARIO Nº8, ya en circulación)