En Diciembre de 2019 los médicos de un hospital en Wuhan, Capital de la Provincia de Hubei, en la República Popular China, se enfrentaban por primera vez a un nuevo tipo de neumonía desconocida en un grupo de personas, la mayoría de los infectados tenían vinculación con trabajadores del mercado mayorista de mariscos de Huanan, mercado en el cual se pueden encontrar gran variedad de carnes exóticas y tradicionales en condiciones salubres e insalubres muy diversas. Las primeras hipótesis apuntaban a que el virus había sido causado por el consumo de carne de murciélago (especie que es portadora del virus SARS-CoV-2), sin embargo otras hipótesis surgieron posteriormente al darse a conocer que tanto China como Estados Unidos, estaban haciendo investigaciones en animales dentro de ambientes controlados de laboratorio, con el CORONAVIRUS conocido así por las puntas sobresalientes en la superficie proteica del virus.
La realidad es que no se ha podido comprobar al 100 % cual es la versión real de la propagación del virus, si fue por consumo de carne infectada o por la guerra biológica que se presume mantienen la potencia norteamericana y la mandarina por ser quien se quede con el titulo de ser la primera potencia mundial, lo que si es cierto es que a partir de ese momento, las sociedades del mundo y principalmente los médicos de cada país se enfrentarían a un virus mortal, cuyo comportamiento sería muy difícil de predecir y de combatir debido a sus constantes variantes y ha no haber un tratamiento específico para hacerle frente.
Y es que fue hasta el 11 de Marzo de 2020 que la Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró al coronavirus como una pandemia con apenas 4291 muertos y 118 000 casos en 114 países, datos duros y una alerta mundial que los países del mundo no tomaron con la seriedad que ameritaba la contingencia de salud; muchos comenzamos en principio a dudar del virus, a creer en conspiraciones del gobierno, a pensar que eran mentiras y por consiguiente mantuvimos una resistencia al cambio, para el 9 de julio de 2020 ya había un total de 186.8 millones de personas infectadas alrededor del mundo.
Lo que sabemos es que el virus se transmite generalmente de persona a persona a través de las pequeñas gotas de saliva, conocidas como microgotas de Flügge, que se emiten al hablar, estornudar, toser o respirar. También está documentada la transmisión por aerosoles ( < 5μm). Se difunde principalmente cuando las personas están en contacto cercano, pero también se puede contagiar al tocar una superficie contaminada y luego llevar las manos contaminadas a la cara o las mucosas. Su período de incubación suele ser de cinco días, pero puede variar de dos a catorce días. Los síntomas más comunes son la fiebre, la tos seca y dificultades para respirar. Las complicaciones pueden incluir la neumonía, el síndrome respiratorio agudo o la sepsis.
Todo lo anterior pareciera ser lo suficientemente alarmante para que la gente haga consciencia, sobre todo porque al día de hoy el número de contagios a nivel mundial es de 206 Millones de personas infectadas y 4.34 Millones de muertos, sin embargo esto no ha sido suficiente para hacer consciencia en la población y seguir las medidas de higiene y sana distancia para evitar la propagación del virus, quizá existe todavía la ignorancia o desconocimiento de creer que nos seguimos enfrentando a un mismo tipo de coronavirus, el mismo que conoció el mundo en diciembre de 2019, sin embargo estamos en un error, hoy en día existen diferentes cepas que han mutado y que cada vez son más agresivas.
En la actualidad la OMS y todos los organismos internacionales de salud pública están haciendo frente a muchas variantes del virus, principalmente a la B16172 (Delta – India), la B117 (Alpha – Reino Unido), la B1351 (Beta – Sudáfrica), la P1 (Gamma – Brasil) y la variante de Nueva York (B1526) las cuales han puesto a temblar a más de un país por la velocidad tan rápida de propagación, por las nuevas sintomatologías que traen consigo y principalmente por que han acabado con la creencia de que solo a las personas de la tercera edad afecta este virus, ya que actualmente se han tenido casos de muchos adolescentes y niños que se han contagiado, además de que los tratamientos son cada vez menos efectivos.
En realidad, como sociedad y como personas es importante estar informados pero principalmente cuidarnos de nosotros mismos para así proteger a los demás, vacunarnos contra esta enfermedad y en caso de resultar contagiados aislarnos y mantener medidas precautorias para no contagiar a otros. Las medidas no deben relajarse, debemos continuar con el lavado de manos, uso del cubrebocas, limpieza y desinfección de superficies, evitar saludar de mano, evitar toser o estornudar sin cubrirnos con el antebrazo y sobre todo si podemos evitar acudir a lugares con exceso de personas quedarnos en casa. Es importante resaltar que la vacuna no impedirá que te contagies de este virus, lo que si logrará la vacuna es evitar que la enfermedad se desarrolle con la misma intensidad que si no tuvieras los anticuerpos.
Quizá muchos de nosotros creímos que esto acabaría en unos pocos días y dos años después nos dimos cuenta que esto no fue así, muchos pensamos que todo era mentira hasta que conocidos, amigos e incluso familiares comenzaron a enfermar y morir, esto nos hace una invitación urgente a cuidarnos y cuidar de todos, pero sobre todo a no dejarnos caer emocionalmente ni en nuestro sentido de vida. Sigamos adelante por y para tener un mañana que disfrutar al lado de los nuestros. Hazlo por ti, por todos y por los mas de 247 mil muertos que esta pandemia a dejado en nuestro país.