En la cultura y religión judías, la muerte es parte del proceso natural de la vida que termina aquí en la tierra; pero que por designio divino, aquellos que fueron obedientes a los mandamientos de Dios y cumplieron con lo establecido por su ley, resucitarán y serán recompensados. Por lo tanto aunque se duelan, lloren y guarden luto por sus seres queridos, no es la muerte un hecho trágico en sí.
En su visión, la muerte aunque sea inevitable y rotunda, no es superior a la vida. El valor de la vida al ser otorgada por Dios no está por encima de la ley. Se prioriza salvar la vida de los otros y preservar su calidad de vida. En general no es aceptada la eutanasia, ni la autopsia. Se cuida al extremo la dignidad humana de la persona fallecida y el respeto de sus dolientes en duelo.
Su tradición en el ritual del duelo ( K’riah) consiste en arrancarse parte de la vestimenta sobre la zona del corazón (si la muerte es por el padre) o sobre el lado derecho del pecho (si por otro familiar). Se colocan una cinta negra como símbolo de duelo. En la forma más ortodoxa, la ropa desgarrada o la cinta se debe usar siete días, y se trata de la muerte del padre o madre, el luto es por 30 días.
En la preparación de cuerpo se lava para purificarlo (tahara). Quienes hagan este servicio, deben ser del mismo sexo que el o la fallecida. Está prohibido el embalsamiento. La sangre de la persona fallecida se considera parte de ella, por lo que también debe enterrarse con el cuerpo. En los funerales, cubren los ojos de la persona que murió, se prohíbe poner boca abajo el cuerpo, se le retiran todas las alhajas y objetos de valor, nunca se le deja solo, para lo que le designan guardianes o shomerin, que previamente se purifican con ayuno y oración. La mayor parte del servicio es con voluntarios. No se permite ningún tipo de música o canto durante el ritual fúnebre. El ataúd debe ser de madera y con orificios para facilitar la descomposición. Se le debe dar sepultura antes de 24 horas.
En cuanto a la música en los funerales judíos, la religión judía tradicional. Asimismo, se espera que la familia no asista a celebraciones donde se toque música por los próximos 12 meses, ya que la música se relaciona directamente con la alegría. Sin embargo, en los últimos años muchas familias judías vienen integrando la música como parte del servicio funerario a fin de homenajear al fallecido ya sea con su música favorita o con alguna melodía emotiva que la familia considere adecuada para honrar la memoria del difunto. Este acto deberá ser consultado con anticipación con el Rabino encargado de la ceremonia. Aquí compartimos con ustedes una hermosa melodía que podría ser usada en un servicio funeral judío. (Fotografía por: Rickson Davi Liebano)