Apenas el cuerpo pierde la vida, el proceso de descomposición por excelencia comienza a surtir efecto: “la putrefacción”. Pero, ¿qué sucede cuando el cuerpo muere en lugares y momentos distintos? ¿cómo un investigador puede identificar indicios sobre lo que sucedió con el cuerpo cuando algún contexto es anormal? Esta granja de cadáveres se va a encargar de resolver esos enigmas y algunas irregularidades que puedan suscitarse en un hecho delictivo.
Popularmente llamada “LA GRANJA DE CUERPOS”, se encuentra en la Universidad de Tennessee, Knoxville, en Estados Unidos.
Pareciera como si fuera un acto de barbarismo para unas personas, escenarios de fosas clandestinas o un cementerio con tumbas abiertas para otras; pero en este sitio, intencionalmente los cadáveres se dejan al aire libre, bajo el duro sol y climas extremosos para que ayuden a resolver muchos de los enigmas que rodean la muerte.
Junto con todas las opciones de estudios que ofrece el departamento de antropología de cualquier universidad principal, la Universidad de Tennessee en Knoxville tiene su propio Centro de Antropología Forense. Fundado en 1971 por el Dr. William M. Bass, este Centro proporciona el servicio de identificación de cadáveres a varias agencias de justicia estatales, locales y nacionales además de a médicos forenses del condado. El Centro ofrece a los estudiantes graduados una amplia oportunidad para hacer trabajo de campo en antropología forense y hacer investigación para publicaciones y presentaciones en conferencias, además de contribuir a las Ciencias Forenses.
El Centro de Antropología Forense es el primero en su clase que permite el estudio de la descomposición humana, en el que es celosamente resguardado para evitar la visita de curiosos, así como para beneficio de las investigaciones.
Consta de 5251 metros cuadrados de espacio destinado a exponer los cuerpos a diferentes circunstancias ambientales y sus variaciones para observar la evolución de la descomposición. El propósito del Centro de Antropología Forense es proporcionar aportes a la investigación, la formación y al servicio, pero con compasión y total respeto a los cuerpos. El programa de donación se asegura de que las familias de los cadáveres donantes y los mismos cuerpos de los que se dispone, sean tratados con el mayor respeto. Es verdaderamente increíble que incluso, personas en vida, soliciten morir y ser enterrados en esta zona para estudios complementarios sobre Ciencias Forenses, y así, contribuir al aporte científico.
Estas granjas han sido de vital importancia, pues al tener noción sobre los cambios que un cuerpo puede tener ante diferentes tipos de ecosistemas, da pauta a poder evaluar la fecha de una muerte (también llamado cronotanatodiagnóstico o ventana de tiempo post-mortem), por los parásitos e insectos que tiene el cuerpo (cuya ciencia que estudia los cambios morfológicos en los mismos es la Entomología Forense), y por otros muchos factores que se desconocían antes de que fueran creadas, dando pauta a saber si fue posicionado , trasladado o incluso la data de muerte mediante los insectos. Cuando se recorre la granja, se pueden observar muchos tipos de cuerpos en diferentes contextos, en el que varían también, como los cuerpos que fueron “comidos” por animales (antropofagia cadavérica), en el que la finalidad es aprender cómo es que los vestigios de los mismos quedan en el cuerpo por la acción de ingerir el cadáver por parte de los roedores, insectos, o animales grandes y tener un antecedente para poder interpretarlos cuando se presente en una escena en la vida real.
Las granjas también son usadas para la formación de agentes del orden judicial, que, mediante los resultados obtenidos a través del método científico y que con múltiples estudios rigurosos se llegan a conclusiones concretas, esclareciendo hechos en escenas del crimen, levantamiento de cadáveres y otras habilidades técnicas que los agentes encargados de coadyuvar con la justicia necesitan aprender para aplicarlo a los hechos reales. Gracias a ellas muchos delincuentes y asesinos han sido encarcelados.
Sin duda es una gran opción para la formación de los estudiantes en las ciencias forenses y para aquellos que se dedican a la impartición de justicia, sin olvidar las personas que deseen donar su cuerpo para poder así ayudar a generaciones futuras al incremento del acervo en investigación sobre Ciencias Forenses.
Bibliografía: http://fac.utk.edu/