Hoy quisiera ser quien nunca fui.
Hoy quisiera sentirme valiente para librar la batalla.
Hoy quisiera ser el sueño que siempre esperé y que tanto anhelé volverse realidad.
Hoy quisiera realizar aquello que nunca estuvo planeado, pero que, de alguna u otra manera, siempre estuvo conmigo.
Hoy quisiera que el mundo volviera a ser como antes, lleno de ilusiones, esperanza y motivo.
Hoy quisiera extender mis alas y volar, para así tocar nuevos horizontes.
Hoy quisiera decir lo que nunca supe expresar con palabras.
Hoy quisiera que volviéramos el tiempo atrás y redescubrir aquello que quedó en el tintero, aquello que no nos dijimos, las aventuras que vivimos y encontrar infinidad de momentos de alegría.
Hoy quisiera escuchar mi interior a sabiendas que él jamás se equivocará.
Hoy quisiera descubrir una nueva versión de mí y ser feliz con ello.
Hoy quisiera que el tiempo se tomará una ligera pausa, volteará hacia mí y me dijera: “Tranquilo, éste sigue siendo el camino correcto.”
Hoy quisiera no voltear hacia atrás y, si así lo hiciere, que sólo sea para mostrarle una sonrisa a mi pasado y darle mi fortaleza y abrazo al futuro.
Hoy quisiera que el tiempo no se basara solo en horas, minutos y segundos, sino en momentos y vivirlos con intensidad, ya que las horas se convierten en rutinas, las rutinas en ciclos y los ciclos en monotonía. En cambio, los momentos son los que se vuelven parte de ti y éstos forman parte de tu esencia y te vuelven único.
Hoy voy con paso firme, con convicción y sin temor; hoy recuerdo a los que ya no están solo para decirles que viven en mí, y que es gracias a lo que vivimos juntos que vivo fervientemente esperanzado en que, cuando termine mi misión en este plano, nos volveremos a abrazar, a tomar una buena copa de vino y volveremos a reír, tal y como lo hacíamos en los viejos tiempos.
Hoy, el camino me dice: “Sigue adelante y no detengas tus pasos; sigue con calma y determinación. El destino seguirá en el mismo lugar de siempre.”.
Hoy debo dejar mi huella y sentirme orgulloso de ser quien soy.
Hoy debo agradecer a quien me rodea, pues gracias a su historia hemos podido construir una leyenda de amor y esperanza.
Sé que vivimos tiempos difíciles, pero todo lo malo pasará; redescubramos aquello para lo que somos buenos.
El mundo está en pausa, pero solo por un momento, para ponernos a prueba.
Lo malo pasará pero nos hará aún más fuertes.
Nuestras vidas están retornando a su normalidad. Volvamos con gratitud por esta nueva oportunidad y con amor y agradecimiento hacia quienes han partido.