Nuestra piel es una parte muy importante de nuestro cuerpo y de nuestro ser, ya que a través de ella percibimos gran parte de lo que nos rodea. Es uno de nuestros vínculos de comunicación con el mundo. Médicamente, es más compleja de lo que se cree.
La piel es el mayor órgano con el que cuenta el cuerpo humano. Pertenece al tejido conectivo, ya que tiene una gran vascularización, así como terminaciones nerviosas, con una tendencia a la regeneración del tejido.
Está constituida por 3 capas, a saber:
- Epidermis
- Dermis
- Hipodermis (tejido graso)
Las principales capas de la piel son:
- Vasos sanguíneos
- Vasos linfáticos
- Glándulas sudoríparas
- Glándulas sebáceas
- Colágeno fibroblastos
- Nervios
- Colágeno
- Folículos capilares
- Entre sus funciones tenemos:
- Control de temperatura
- Control de líquidos y electrolitos
- Protección
- Contiene receptores nerviosos
En la edad adulta, la piel se vuelve más delicada, ya que se vuelve más frágil y delgada. Se pierde parte de la grasa protectora y disminuye gran parte de la sensibilidad (percibir frío, calor, tacto, etc.). En esta edad, cualquier jalón puede desgarrar la piel, por lo que se le denomina «piel de cebolla». Hay una flacidez en ella, así como el signo más característico para la mayoría, visualmente hablando: la presencia de arrugas.
Se pierde el contenido de pigmentación (melanocitos) y, por lo tanto, aparecen las manchas de la senilidad, de un color café oscuro; algunos les llaman «manchas hepáticas», pero su verdadero nombre es lentigos. Es una piel más pálida y translúcida.
Disminuye la resistencia y elasticidad de la piel. Los vasos sanguíneos se hacen más frágiles (formación de hematomas). La piel se reseca y causa picazón. Las glándulas sudoríparas disminuyen el sudor. Es por eso que se encontrarán úlceras de diferente patología, por ejemplo, en personas enfermas que deben permanecer postradas.
La piel del adulto tarda más en sanar. Para un embalsamador, esta información es muy importante a tomar en cuenta a la hora del manejo de un cuerpo. Debe recordar lo siguiente:
Cuidados en la recolección del cadáver:
- Uso de guantes.
- Tratar de no apretar demasiado las regiones de donde se sujete para su traslado.
- Usar una camilla con su colchón cubierto (por una sábana, por ejemplo).
- El traslado de su cama a la camilla, si es posible, cubriéndolo con una sábana.
- No ignorar consejos de paramédicos o funerarios en el traslado.
En embalsamamiento:
- No utilizar soluciones astringentes.
- Controlar el uso de solución, ya que, debido a la naturaleza de la piel en un cadáver de alguien de la tercera edad, puede requerir mayor uso de recursos, pero este debe ser controlado.
- Manejar lesiones de úlceras de decúbito dorsales o úlceras de pie diabético con su respectivo tratamiento.
- Es muy importante el uso de un colchón suave y de soluciones antisépticas suaves.
Recuerda que se está trabajando con una piel que requiere mayores cuidados. Dado que la intención de un embalsamador es que los seres queridos del fallecido puedan despedir dignamente al finado y que estos conserven un recuerdo bonito, el tanatopractor debe cuidar de esa piel durante su labor «casi» como si estuviera en vida.