Día a día los retos empresariales son cada vez mayores; la libre competencia es un tema de atención que impacta a nuestras empresas funerarias en gran medida, sobre todo cuando esta competencia es desleal y aparenta ofrecer lo mismo o más de lo que las empresas funerarias con trayectoria y experiencia ofrecemos. Frente a esta realidad, en donde el sector funerario tiene cada vez más retos que, sumados con las nuevas exigencias de los clientes, nos ponen en la urgencia de “transformarse o morir”. Las nuevas tendencias contemporáneas en servicios mortuorios demandan la atención no solo de los funerales tradicionales, sino que nos advierten de la necesidad de atender los procesos de duelo de los clientes.
Esto último bajo el modelo de atención integral en el Antes, Durante y Después de la pérdida. En el Antes, la empresa funeraria debe tener la visión de promover la atención tanatológica a familiares y personas cercanas al final de la vida, desde un enfoque de apoyo humanitario y de asesoría en cuidados paliativos, entendiendo que este apoyo, a posteriori, se traducirá en ingreso económico, al llevar a cabo la realización del funeral de esa persona al morir; en el Durante, la casa funeraria debe poner su mejor y más empática personalidad, para asesorar, acompañar y anfitrionear la experiencia de los dolientes desde el primer contacto hasta el momento en donde se despidan de nuestras instalaciones, siempre permitiéndoles vivir un funeral diferente, en donde la tanatología puede ser la mejor aliada para lograr este objetivo a través de la ritualización del duelo. Recordemos que “la calidad comienza desde la recolección del cuerpo, pero la calidez se edifica con las palabras correctas, en el momento en donde nada parece tener sentido”.
El último paso del modelo es el Después, en cuyo caso daremos seguimiento a las necesidades de duelo en los dolientes, a través de charlas, talleres, conferencias, congresos, grupos de ayuda mutua, retiros, sesiones individuales, de pareja y familiares para mejorar las condiciones bio-psico-socio-espirituales de las familias contratantes; de esta manera. Ellos seguirán siendo prospectos cautivos que se irán familiarizando con la marca, fidelizando con esta y recomendando o contratando los servicios que en ella se ofrecen. Recordemos que la recomendación de boca en boca es la publicidad más efectiva.
Cuando hablamos de Protocolos Funerarios con visión tanatológica nos referimos a la integración de los saberes tanato-educativos a los procesos funerarios. Esto se logrará a través de la creación de lineamientos e indicadores por escrito que sean puntuales y específicos, expresados en forma de manuales de capacitación para que todo el personal de la organización pueda estar en el mismo canal y lograr los objetivos que la empresa funeraria se propone.
Para los dolientes, siempre será importante recibir un “apapacho al corazón”, sobre todo en esos momentos de tanta dificultad; es por ello que humanizar a las empresas fúnebres e introducir el nuevo argot de términos tanatológicos, es indispensable para que el cliente viva una experiencia única y especial; sí, incluso en esos momentos tristes, el doliente puede llevarse una experiencia que recordará con cariño y gratitud. No podemos seguir siendo la funeraria tradicional; debemos adaptarnos a las nuevas generaciones y a su visión de la vida y de la muerte. Cambiar el paradigma que dicta que somos solo una opción funeraria; la visión debe ir encaminada a que no únicamente eso. Somos la funeraria y creemos en lo que ofrecemos y sentirnos orgullosos de ello será la mejor forma de comunicar los testimonios de nuestros servicios.
Gracias a los cursos y certificaciones de instituciones comprometidas con la capacitación como lo es el Instituto Educativo Enlaces del Noreste, hoy podemos profesionalizarnos y crear nuestros propios protocolos funerarios con visión tanatológica.
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