El nombre chikungunya en idioma del pueblo africano Makonde, asentado en Tanzania y Mozambique, significa “aquel que se encorva”, que es la posición que, por dolor de espalda, adoptan las personas que padecen esta enfermedad.
La fiebre chikungunya (CHIKV) es una nueva enfermedad (emergente) de la cual se tienen reportes de casos desde 1770. A finales del siglo XX, se empezó a presentar de manera endémica (habitual) y epidémica en Asia y África.
A partir del año 2004 la fiebre chikungunya se ha convertido potencialmente en pandémico (de difusión mundial), registrando casos aislados importados y autóctonos, así como brotes en diversos lugares, como las Islas del Océano Índico, Italia, India y más recientemente Sudamérica y Centroamérica (16 669 casos en 2013 en el Continente americano). Esto le ha dado una importancia sobresaliente como problema de salud pública.
Su agente causal es el virus chikungunya (CHIKV), identificado como un alfa virus de la familia Togaviridae, el cual es transmitido principalmente por los mosquitos Aedes aegypti y Ae. albopictus, que como se sabe, trasmiten también el virus del dengue.
Esta característica le da precisamente a la fiebre chikungunya (CHIKV) su alto potencial epidémico en las regiones y países, que como en México, tienen una presencia endémica del aedes aegypti y del dengue.
El 17 de noviembre del año pasado,
la Secretaría de Salud de nuestro país informó de 15 casos importados y 14 autónomos en Chiapas, lo cual significa que la cadena epidemiológica ya está completa para la transmisión y surgimiento de casos en otras entidades y localidades.
El agente causal es el virus CHIKV, los vectores son las dos especies de Aedes antes mencionadas, los humanos son el reservorio principal, pero existen también diversos reservorios potenciales no humanos, como primates, roedores, aves y otros mamíferos pequeños
El período de incubación (período de tiempo entre la infección a la manifestación física de la enfermedad) en el mosquito es en promedio de 10 días y en el humano de 3 a 7 días.
(Fragmento del artículo que se publica en NOVUS FUNERARIO Nº9, ya en circulación)