La donación de órganos y tejidos de personas fallecidas es uno de los recursos más significativos con los que cuenta la medicina en la actualidad para ayudar a pacientes de graves procesos patológicos, que generalmente ponen en peligro sus vidas, dando una alternativa para lograr la prolongación de la vida.
Entendamos que la donación de órganos es un acto altruista, gratuito, sin posibilidad de obtener una compensación económica, en el que el consentimiento del donante (vivo o muerto) debe de ser constatado de una manera fidedigna. Esto para poder evitar el malentendido o el delito de tráfico de órganos, una conducta que se castiga fuertemente en nuestra sociedad.
En los casos de muerte violenta o sospechosa, mismas que son motivo de necropsia, se precisa la autorización judicial para esta extracción, recayendo en el médico forense la responsabilidad de emitir un dictamen sobre si la extracción puede o no interferir en la investigación de la causa de la muerte y sus circunstancias.
En el ámbito funerario, de igual manera, se ha caracterizado por atender múltiples tipos de muerte, que va desde muertes naturales, súbitas hasta muertes legales (incurriendo en muertes violentas o sospechosas, como se mencionó anteriormente).
Pero ¿Cómo atender cuerpos que han pasado por trasplantes de órganos?
Si bien, la mayor parte de estos casos es debido a que las muertes son accidentales, comúnmente en hechos de tránsito terrestres donde los órganos están meramente íntegros y no existe ningún tipo de situación que comprometa al órgano en cuestión, tales como muertes por envenenamiento, intoxicación o cualquier tipo de muerte que hagan que los órganos sean inservibles como el estallamiento o laceración de los mismo.
Los cuerpos con ausencia de órganos podrían parecer algo difícil de atender en cuerpos para su embalsamamiento, pero es totalmente lo contrario. Esto refiere a que la ausencia de órganos facilita el trabajo del embalsamador, pues a menor tejido por preparar/inyectar/conservar, menor gasto de químico y menor tiempo de preparación del cuerpo.
Si bien, la donación de órganos no es una práctica que al menos en México se lleve a cabo de manera cotidiana, pues la falta de conocimiento y la ignorancia en el tema provoca que sea de esa forma. Los casos que en muchas ocasiones son aislados, pueden o no ser embalsamados ya que existe la alternativa de cremación, tomando en cuenta la decisión de los familiares.
El embalsamamiento es una labor que es primordial al momento de preservar un cuerpo, independientemente de la condición, la procedencia, causa y forma de muerte. Si bien, los cuerpos procedentes de trasplantes de órganos pueden variar en la ausencia de estos, y sólo por eso no debe de tratarse diferente ni hacer distinción de ningún tipo.