El Día Mundial de la Tuberculosis 2013, celebrado el pasado 24 de marzo, dio la oportunidad a las autoridades en salud, a los investigadores, a los médicos clínicos y a la población en riesgo de reflexionar y reconocer que a pesar del avance mundial en la prevención y control de la tuberculosis mediante programas masivos de los servicios nacionales de salud, ésta sigue planteando tanto para los países pobres como para los desarrollados, grandes retos que deberán vencerse para no permitir que finalmente esta milenaria enfermedad le gane la partida a la humanidad.
Tres de los puntos, relacionados a la pandemia de TBP, en que los organismos internacionales tienen actualmente enfocada su atención son:
1. El desarrollo y accesibilidad a tecnologías avanzadas (biomarcadores, antibiogramas y pruebas diagnósticas rápidas para aplicar en los puntos de atención) para la detección precoz de tuberculosis, especialmente la farmacoresistente.
2. El desarrollo de fármacos y combinaciones eficaces para el tratamiento de las cepas de tuberculosis resistentes a los antifímicos convencionales.
3. El tratamiento farmacológico para el incremento de enfermos en los que padecen simultáneamente VIH y tuberculosis. En este sentido, es considerada fundamental la evaluación de antirretrovirales como la nevirapina frente al efavirez.
4. Desarrollo de servicios de atención médica y de salud pública más eficientes e integrales para la atención de comorbilidad de la TBP con enfermedades crónicas no trasmisibles y para incentivar la participación comunitaria.
En 1835 la incidencia de “tisis pulmonar” o TBP en Europa era de 100 por cada 100 mil habitantes. Actualmente su incidencia mundial es de 18 por 100 mil hab. Este descenso radical se ha atribuido a la mejora general en las condiciones de vida y sobre todo al surgimiento de la quimioterapia. Pese a ello, las estadísticas de sus daños a la salud no son alentadoras, en 2011 se registraron 8.7 millones de casos nuevos de TBP (el 13% co-infectados por el VIH/SIDA) y 1.4 millones de muertes por esta causa; de ellas medio millón fueron mujeres. Como en el mundo hay una escalada ascendente de pobreza; que determina la persistencia de barreras para el acceso efectivo a los servicios de salud, la carga de morbilidad por tuberculosis, es mayor en esas regiones con población de medianos y bajos ingresos entre otras expresiones de su grave rezago socioeconómico. Así el 40% de los casos de TBP en el mundo se encuentran en China e India, otro 24% en África.
A partir de los años 90’s, la OMS impulsó en sus países miembros, una nueva estrategia de tratamiento acortado, supervisado y altamente eficaz, que logró atender a 51 millones de enfermos y evitar la muerte por esta causa a unas 20 millones de personas. Cuando se pensaba que para controlar y eventualmente erradicar a la tuberculosis mundial, solo era cuestión de contar con los recursos financieros y la cobertura de salud necesaria: surgió como pandemia la tuberculosis multirresistente (TB-MR) que tan solo en el 2011 se reportaron 630 mil casos (1 de cada 5 casos de TB es MR). Además, se han notificado casos de TB ultrarresistente (TB-XR) en 84 países.
Extracto de un artículo de la segunda edición de NOVUS FUNERARIO, suscríbete en el siguiente enlace.