La historia de las incineraciones en México, nos llevan a los años 1900 siglo XX, en los cuales para ser preciso el 11 de enero de 1909, según los datos históricos, se llevó a cabo la primera incineración o conocida también como “cremación” de Don Domingo Vargas, un hombre que falleció en el Hospital General en la Ciudad de México; y que con motivo de no contar con familiares, se tomó la decisión de incinerarlo y hacer pruebas del horno que se había adquirido, para este asunto el gobierno aún no hacia el comunicado oficial de dicha adquisición.
El horno era operado con carbón, fabricado con piezas alemanas e instalado en el panteón Dolores de la CD de México; se hace referencia que durante dos horas el horno estilo Schneider lanzo fuego alcanzando los 1500 grados; y los restos del Sr. Domingo quedaron reducidos a 3 kilogramos de cenizas.
Actualmente la incineración de una persona es muy común, sin embargo, en esa época tenia gran importancia por los logros de las corrientes higienistas mexicanas; quienes peleaban que dejaran de inhumar personas fallecidas debido a el cólera, la tifoidea y la viruela, virus catalogados por arrojar miasmas que se filtraban al subsuelo y llegaban a los mantos acuíferos; mismos que surtían agua para el consumo de la población, por lo que consideraban un riesgo total y de salud pública para los habitantes en el País.
En pleno siglo XX, hubo un gran cambio y se tuvo que adaptar a una nueva normalidad; romper un tabú de usos y costumbres de sepultar a las personas en los patios de las iglesias, comenzaba a dar un giro, abandonar la idea de sepultar fue muy difícil sobre todo para el control que se tenia en las iglesias para este punto.
La cremación de Domingo Vargas, fue una prueba para ver que el horno funcionaba adecuadamente, por lo que un mes después se hizo la inauguración oficial del equipo crematorio y se dio a conocer por el Gobierno que México estaba entrando a la modernidad sanitaria; Hoy de nueva cuenta, nuestro país es sacudido por virus y tener que tomar decisiones que nos lleven otra vez a cambios inesperados.
La pandemia global del coronavirus SARS-CoV-2 (COVID-19), ha generado entrar a una nueva etapa, motivando a los empresarios a incursionar en la fabricación de “Hornos Crematorios Móviles”, movidos precisamente por la falta de crematorios en muchas ciudades de los países del Mundo; según datos arrojados por Bolivia han sido los primeros en elaborar este tipo de equipos, que son trasladados por camiones adaptados para la carga y trasportación de dichos hornos.
Ese País Boliviano, se vio en la necesidad de que sus empresas encargadas de elaborar hornos, necesitaran hacer un móvil, debido al alto índice de mortandad imputado al COVID-19; sus precarios sistemas de salud, se vieron desbordadas y rebasadas en su capacidad hospitalaria; dando como resultado que las familias se colapsaran por el miedo a infectarse de sus familiares que estaban falleciendo en sus hogares; llegando el momento de tener que sacarlos a la calle y ser tapados solamente con una sábana, para no contagiarse los demás familiares que habitaban en el mismo lugar.
Esta practica de poner los cuerpos fallecidos por el COVID-19, en las calles se vio multiplicado en muchos otros países de Latinoamérica, noticia tan lamentable que recorrió el mundo.
En Bolivia como en México, solo las ciudades principales de los estados cuentan con el servicio de hornos crematorios; para nuestro país hubo momentos muy devastadores para las familias de manera emocional, ya que la espera para ser cremados sus familiares fue hasta de 72 horas, tiempo de desesperación, dolor e incertidumbre. Los protocolos de seguridad en la salud, fueron cada día más eficientes en cuanto al manejo de cuerpos fallecidos por el COVID-19; y la información en medios de comunicación para el cuidado igualmente fue cada día mejor y más preciso.
Ahora bien, los Hornos Crematorios Móviles, pueden ser una buena opción para los lugares o poblaciones que no cuentan con un horno establecido, siempre y cuando cumplan con los parámetros ambientales y de espacios propios para el estacionamiento del equipo que los trasporta, ya que por lo menos en México, causa mucha incertidumbre a la población tener un establecimiento con horno crematorio cerca de sus hogares, por lo que un móvil posiblemente cause aún más revuelo. Se requeriría mucha información y difusión al respecto para que un servicio así, pueda ser aceptado por nuestra gente en México.
Los hornos crematorios móviles pudieran contribuir, a que las familias que tengan fallecidos por COVID-19, tengan la certeza y se quiten la incertidumbre de que si las cenizas que les dan son o no de su familiar; sin embargo, en las empresas funerarias que cuentan con hornos crematorios, pueden afirmar que los procedimientos de cremación hoy en día, está muy bien regulado legalmente, organizado y con procedimientos descritos en guías técnicas; Por lo que, difícilmente, se pueden confundir, ya que una vez que salen del horno, se colocan en un recolector para su enfriamiento y posteriormente se lleva a cabo el proceso de trituración de las brazas para ser convertido en cenizas colocándose en la urna adquirida con una etiqueta distintiva.
La cremación, hoy por hoy continúa siendo una controversia entre los grupos religiosos; sin embargo, es extensamente utilizada en todo el mundo y más aun con el problema de pandemia ocasionada por el COVID-19, este proceso de incineración permite a las familias el resguardo de las cenizas en la forma que considere conveniente, ya que la Ley no prohíbe tenerlas hasta en sus hogares; aun cuando los grupos tanatológicos mencionan que emocionalmente lo más conveniente es resguardarlas en lugares propios para ello, como lo son: columbarios, templos, iglesias, o lugares que hoy se reconocen como cementerios naturales en los cuales se depositan las cenizas para la siembra de un árbol, con ello se retoma la frase: ¡Tierra eres y a ella volverás!.