Cada día que transcurre para quienes nos dedicamos al campo funerario, encaramos día con día una realidad que antes parecía lejana, siendo orillados a salir de nuestra zona de confort por una sociedad de consumo de bienes y servicios cada vez más joven y moderna.
Los científicos Neil Howe y William Strauss, nos explican en su teoría de las generaciones, las características que cada una de estas puede tener, dividiéndolas en: Baby Boomers (1943 a 1960), personas que son consumidoras de lo tradicional, del esquema basado en el “luto”, en los rituales religiosos dolosos y en el «qué dirán» social; seguidos de la generación X (1961 a 1981), quienes son aquellos que están mayormente preocupados por la economía familiar y el ahorro, cuya tendencia en cuanto a servicios funerarios es muy similar a la de la generación anterior, basándose en lo típico sin caer en los excesos de rituales religiosos. En contraste, encontramos a las nuevas generaciones, las cuales ya no son consumidoras de lo “tradicional”, quienes actualmente ya empiezan a ser quienes deciden de qué manera despedir a sus seres amados; es por ello que la Generación Y o Millenial (1981 a 2004) y la Generación Z (2005 a la Fecha), tienen miras hacia un futuro en donde las empresas y la sociedad en general se preocupen por el bienestar de nuestro deteriorado planeta, el cual es menester proteger por nuestro propio bien. Debido a esto, el sector funerario debe actualizarse y enfocar sus esfuerzos al cuidado del planeta y a la conexión con la naturaleza y las causas sociales, si es que se desea tener mejores herramientas para competir y ser aceptado por una sociedad de consumo joven y vanguardista.
En el campo de la Tanatología Funeraria y Clínica no podemos quedarnos atrás, ha surgido una nueva vertiente enfocada en la rehabilitación emocional de las personas que han experimentado una pérdida, para así poder ofrecer un acompañamiento integral y armónico para todos los miembros de la familia, sin importar edad, creencias religiosas o ideologías; a esta concepción se le ha denominado “Tanatología Verde”. Sin embargo, desde la perspectiva de mi campo de trabajo funerario y mi concepción, he decidido llamarle “Ecotanatología”. La diferencia entre estos dos términos radica básicamente en el compromiso real con la naturaleza, ya que algunos “Tanatólogos Verdes” dentro de sus técnicas, contaminan el medio ambiente con las quemas de incienso, papel u otros elementos; y por otro lado hacen liberaciones de globos con helio que están prohibidos por las leyes medio-ambientales debido a la alta contaminación atmosférica o que incluso usan palomas, mariposas, peces, tortugas u otros animales como medio de lucro y agresión a los derechos de estos. El concepto de Eco-Tanatología está pensado y diseñado para realizar ceremonias laicas, en un espacio ecuménico al aire libre, en donde los participantes de estos rituales pueden expresar su respeto a través de un homenaje que no contempla la terminología fúnebre o de muerte, sino por el contrario el amor y la vida.
El modelo de intervención creado para este concepto Eco-Tanatológico integra una ceremonia única y personalizada, con un protocolo que se rige por una logística cuidada a detalle, combinando los principios de la abrazo terapia, psicoterapia gestalt, logoterapia, psicología transpersonal, psicoterapia corporal, filosofía zen, reflexión y meditación; todo esto a la vez que se interactúa con los diversos elementos que la naturaleza pone a nuestra disposición (Agua, Aire, Tierra, Árboles, Pasto, Oasis de reflexión, Río, entre otras).
Al término de estas ceremonias Eco-Tanatológicas somos testigos de cómo la familia logra integrar la concepción de la existencia de un ser querido al ciclo natural de la vida, contribuyendo al propio crecimiento espiritual. Lo maravilloso de esta alternativa es que cada vez más personas recurren a estas nuevas alternativas de homenaje para sus seres amados que han trascendido, no solo como protocolos de ingreso de esencias, sino también como alternativa de conmemoración de novenario, cabo de año o aniversarios luctuosos y de vida; principalmente por sugerencia e inquietud de los más jóvenes, quienes dicho sea de paso, son nuestro nuevo nicho de mercado.
Como Eco-Tanatólogo, mi compromiso es ofrecer un acompañamiento terapéutico a las familias, guiándolas de manera ética y profesional a un reencuentro espiritual con su ser amado, encausando y dando equilibrio a las emociones y sentimientos de cada miembro involucrado, siempre con el más profundo respeto y amor que la misma naturaleza brinda.
Nunca olvidaré a aquel joven que se acercó y me dijo: “Muchas gracias por su ayuda, mi papá no había podido desahogarse desde la muerte de mi mamá y había estado distante de mí. Hoy me abrazó y me dijo que me amaba”.
Quiero terminar este artículo mencionando que la magia de este concepto es la experiencia inolvidable que queda en la mente de la familia, sustituyendo lo amargo de la pérdida por lo dulce del amor genuino, contrastado con las bondades del medio natural. Y es que los testimonios son la mejor publicidad y recomendación que podemos lograr.