«Una reacción anormal a una situación anormal es el comportamiento normal.» – Viktor Frank-
Cuando fallece un ser querido, experimentamos una reacción natural de vacío y profunda tristeza, iniciamos nuestro proceso de duelo y un camino difuso a la sanación. El camino a la sanación no es sencillo, es dilatado y con socavones en cada paso.
Los ritos y rituales funerarios nos ayudan a sanar, son parte intrínseca de la costumbre que hemos desarrollado en nuestro proceso de sociabilización: creencias religiosas y el existencialismo del ser humano. ¿Pero qué pasa cuando no podemos llevar a cabo el proceso de duelo? ¿Qué pasa cuando el proceso de sanación es alterado?
Esta es la realidad que estamos viviendo actualmente, la contingencia por Covid-19 cambio todas las expectativas, formas de relacionarnos, costumbres e incluso la necesidad de afrontar la perdida de una manera distante y diferente.
Lo primero que hay que entender es que la contingencia trajo consigo perdidas para todos, no solo de la vida de familiares o seres queridos, si no también libertades, garantías individuales y un cumulo de emociones negativas a las cuales aun estamos en proceso de asimilación; la verdad es que estamos viviendo en duelo y hay que aprender a sobrellevarlo ¿Cómo? Experimentando y creando nuevas formas de adaptación.
Referente a la muerte, a la pérdida de un familiar; en el desarrollo de la pandemia, y atendiendo el llamado de las estancias gubernamentales y de salud, para impedir los actos masivos de reunión de personas para reducir o evitar el contagio del cadáver a sus familiares, surge la necesidad de los rituales funerarios alternativos, de alguna forma se tiene que superar el proceso de duelo y que no se torne en un duelo patológico, ayudar a los dolientes a compartir y expresar su dolor con los demás, y en la actualidad la forma más segura de hacerlo es virtualmente hablando.
De las estrategias que más éxito han logrado las casas funerarias para honrar la memoria del fallecido y apoyar a los dolientes en el proceso de duelo son: la velación de cenizas, los homenajes virtuales y la terapia en línea.
¿En qué consiste estas estrategias?
De acuerdo a las políticas de salud y atendiendo los protocolos de bioseguridad, no se puede llevar acabo ritos ni rituales funerarios, se incinera a todas las víctimas mortales por la afección y solo se procede a entregar las cenizas, para evitar la aglomeración de personas y el riesgo al contagio las celebraciones del acto religioso tampoco pueden llevarse a cabo al menos no presenciales, pero si podemos realizar un funeral virtual en el que los dolientes, familiares y amigos participen en el ritual desde un dispositivo móvil: rituales religiosos, audios, cartas, ,mensajes compartir fotos o recuerdos, poemas, enviar flores, todo lo que se les ocurra que represente el amor hacia el fallecido y que a los doliente les permita el deshago de sentimientos y emociones.
Los Tanatólogos hablan de un doble duelo: la perdida de familiar y el proceso de no llevar a cabo el funeral; la normatividad habla del derecho que tienen los familiares a despedir a sus seres queridos conforme a sus costumbres, las instancias de salud nos piden guardar la sana distancia, y los deudos despedirse de sus seres amados. La realidad es que todos queremos realizar actos, los cuales desafortunadamente ya no pueden ni podrán volver a llevarse acabo como lo hacíamos, la realidad es que el COVID-19 llego para quedarse y nos toca a nosotros adaptarnos a esta realidad, estamos en proceso de duelo y así estaremos por mucho tiempo.
Cuéntame, ¿te ha tocado experimentar alguna de estas formas de despedida?