Agente causal y epidemiología
La varicela, es una enfermedad exantemática de alta contagiosidad debido a que el virus que la causa (VVZ) se multiplica aceleradamente en células dérmicas. Desde el siglo XIX, se sospechó que este virus también estaba relacionado el del Herpes zoster. En 1943 Garlan señaló por primera vez que la varicela y Herpes-zoster eran producidas por el mismo virus. Luego en 1952, Séller, demostró en cultivos celulares de tejidos de enfermos que se trataba del mismo virus.
En México la varicela es un padecimiento endémico-epidémico, que presenta incrementos de manera estacional en los primeros meses del año y que afecta principalmente a la población infantil.
El VVZ es un DNA-virus primariamente infecta a los humanos. Su tamaño varía entre 150 y 200 nm de diámetro. Se trata de 8 virus que pertenecen a la familia de los Herpes virus y a la subfamilia Alfa herpes viridae género Varicellovirus.
El virus, está compuesto por 125 000 pares de bases que forman dos cadenas de DNA y una cápside icosaédrica de 20 caras. Contiene 30 proteínas estructurales que son las que permiten la identificación y la respuesta del sistema inmune de las personas que infectan.
En el siglo XV, la varicela causó grandes epidemias en regiones conquistadas y colonizadas por los europeos, afectando a personas de todas las edades. Sin embargo en la actualidad se considera un padecimiento de la población de menores de 20 años, particularmente de niños menores de 6 años que asisten a establecimientos de concentración de esos susceptibles, como guarderías.
Por el leve parecido de la varicela con la viruela en cuanto a las lesiones que causa en la piel, por mucho tiempo se le llamó «viruela minor». Desde 1767 Heberden estableció la distinción clínica entre ellas. La diferencia fundamental es que la varicela generalmente tiene una evolución benigna y solo representa riesgo de complicaciones en poblaciones de recién nacidos, adultos mayores y personas inmunodeficientes.
¿Cómo se trasmite?
La varicela se trasmite de persona a persona por dos mecanismos fundamentales: por contacto directo con las vesículas cutáneas que contienen los virus y a través de secreciones respiratorias que son expulsadas por los enfermos y recibidas directamente por las personas susceptibles o a través de fómites contaminados.
Otra forma de trasmisión menos frecuente pero que causa alarma entre mujeres embarazadas es la intrauterina (el riesgo puede ser de 1-2%), cuando el virus en una madre gestante no inmune con infección aguda y que se encuentra en primero o segundo trimestre logra penetrar las barreras e infecta al hijo, produciéndose el síndrome de varicela congénita.
En hospitales pediátricos pueden ocurrir también casos de varicela postnatal debido a las llamadas infecciones nosocomiales.
La contagiosidad es tan alta que se ha estimado que en el 96% de los que tienen contacto con el virus, desarrollarán la enfermedad. Por otra parte la gravedad de los casos es creciente a partir de los enfermos generados por el caso índice (el primer caso en un brote epidémico).
Cuadro clínico
Las lesiones de la varicela consisten en un exantema máculo-vesículo-costroso de aparición brusca que rápidamente se generaliza. Evoluciona en brotes que se desarrollan en diversos tiempos pudiendo coincidir vesículas con costras. Generalmente aparecen en un sentido centrífugo. Tiene un periodo de incubación de 14 a 16 días (intervalo de 11 a 21 días). El periodo de contagio va desde el primer o tercer día previo al surgimiento del exantema hasta cinco días posteriores a la aparición del primer brote de vesículas cutáneas.
El cuadro clínico se caracteriza por el exantema que evoluciona a vesículas y costras. Esta acompañado por fiebre y moderada afectación del estado general. Su curación se da en siete o diez días del inicio del exantema. Las complicaciones más frecuentes son la de infecciones de la piel en forma de diversos cuadros que aunque generalmente son benignos, pueden afectar a largo plazo la calidad de vida de los enfermos por las cicatrices permanentes que pueden dejar.
Los casos graves y mortales son muy escasos (de 6 por 100 000 en menores de 6 años y de hasta 25 por 100 000 en mayores de 30 años), pero cuando ocurren se presentan principalmente por complicaciones del sistema respiratorio bajo, como neumonía, septicemia, infecciones invasivas del sistema nervioso por bacterias oportunistas o cuadros neurológicos graves como encefalitis, cerebelitis, ataxia cerebelosa, encefalitis, mielitis, síndrome de Guillain-Barrè, parálisis de Bell, síndrome de Ramsay-Hunt.
El riesgo de complicaciones graves que requieren hospitalización es hasta 14 veces más alto en adultos que en niños.
En resumen, considerando el problema del subregistro, se ha estimado que de cada 100 000 casos de varicela 170 pueden ser casos graves complicados que requieran hospitalización y de ellos que 2 fallezcan. El riesgo de muerte es 25 veces más alto en mayores de 20 años que menores de 14 años. El riesgo también es mayor en embarazadas que en no embarazada. La causa de muerte más frecuente es la neumonía. En los casos graves de varicela postnatal, en los que ocurre diseminación sistémica con complicaciones pulmonares, la mortalidad llega hasta el 30%.
Herpes zoster
El Herpes zoster está considerado como resultado de un contacto o infección primaria de varicela que deja por muchos años (hasta la edad adulta) en estado latente el VVZ. Se presenta generalmente en adultos mayores y personas de todas las edades con deficiencias en su inmunidad principalmente celular.
Sus lesiones aparecen en forma de erupción eritemato-vesiculosa, unilateral, cuya característica principal es ser muy dolorosa, localizada en el dermatoma correspondiente a las raíces sensoriales intercostales o craneales inflamadas por la reactivación de la infección por el virus VVZ.
Existe una vacuna para la varicela (vivos atenuados de la cepa OKA propagados en células diploides humana MRC5), la cual es producida por laboratorios de diversos países, aunque su distribución no es masiva como en el caso de vacunas para otros padecimientos como el sarampión o la poliomielitis, por ejemplo.
Varicela y servicios funerarios
En el contexto de los servicios funerarios el personal que más se expone a los riesgos sanitario (alto nivel de exposición), específicamente los infectocontagiosos son aquellos que recogen y trasladan los cadáveres y/o sus restos; pero sobretodo los tanatopractores, quienes por realizar todas las operaciones sobre cadáveres como su sanitización, su amortajamiento, refrigeración, radioionización, conservación o embalsamamiento y así como las diversas prácticas necesarias para una correcta presentación del cuerpo de la persona fallecida, como limpieza, afeitado y maquillaje que efectúan los técnicos de tanatoestética.
La contaminación puede ocurrir cuando ocurra contacto directo a través de la piel dañada, por salpicaduras en membranas mucosas, por vía parenteral (inoculación, en las manipulaciones tanatopráxicas del cadáver y sus restos) o por vía respiratoria al inhalar bioaerosoles.
(Fragmento del artículo que se publica en NOVUS FUNERARIO Nº7, ya en circulación)